NOTA DE INTERÉS

La multipropiedad conquista al lujo

Ser propietario de una casa de lujo, situada en una de las zonas más exclusivas del país y valorada en un buen puñado de millones de euros es posible solo teniendo que abonar unos cientos de miles. ¿Cómo? A través de una revolucionaria revisión del concepto de multipropiedad. Sin entrar en detalles y contado así, muchos pueden pensar que esto es un imposible. A otros tantos les sonará a un negocio más bien poco transparente. Pero tirar de ejemplo siempre puede ayudar a poner a funcionar la imaginación. Una villa situada en una de las zonas más selectas de cualquier cotizada urbe de un país, pertrechada con seis habitaciones, siete baños y más de 400 metros cuadrados construidos junto con un jardín y unas vistas que son el deleite de cualquiera. ¿Su precio? Solo apto para bolsillos muy pero que muy bien equipados: algo más de tres millones de euros.

Pero hay quien todavía tiene cierto pudor en desembolsar unos cuantos millones para disfrutar solo en vacaciones de un lujo tan exclusivo. Para esta gente con posibles —porque aun con la rebaja que trae consigo el invento, seamos francos, no es apto para todos los bolsillos— está pensado el servicio que ofrece la empresa Pacaso. Esta compañía ha revolucionado el sistema de la multipropiedad enfocándolo al mercado de alto standing. El funcionamiento es bastante más sencillo de lo que parece. Pacaso compra una vivienda y la pone en venta. A partir de ahí, la propiedad es dividida en ocho partes exactamente iguales y cada uno de los dueños —que no tienen por qué conocerse entre sí— abona una cantidad de entre 250.000 (224.000 euros) y un millón (897.527 euros) por hacerse con uno de esos pedacitos de vivienda. El máximo de compañeros de casa de lujo son ocho y el mínimo dos y entre esos dos números se puede recurrir a cualquier posibilidad.

Para poder llevar a cabo esta operación de manera legal y sin posibles fisuras, Pacaso crea una compañía de responsabilidad limitada que conforman los nuevos caseros. A través de ella, se pagan los impuestos que correspondan, así como las tareas de mantenimiento que requiera el inmueble. Y una vez realizada la venta y conformada esta nueva estructura de varios caseros, todos ellos deben asumir una serie de reglas básicas. La primera, es que cada uno de los ocho propietarios tendrá derecho a disfrutar de la casa durante 44 días al año, con un máximo de catorce días de forma consecutiva. También hay algunas limitaciones en lo que a festivos se refiere, porque solo se puede escoger una jornada especial (entre las que se encuentran Navidad, festivos nacionales o, en el caso de las casas situadas en Estados Unidos, Acción de Gracias).

Fuente LaVozDeGalicia.

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